Tradición de origen: budismo. Síntesis del «Pequeño sermón a Sona» de Siddharta Gautama, el Buda (s.V a.C.).
Elementos de trabajo: aprender a detenerse y a reflexionar en momentos de dilema. Afinar en el autoconocimiento. Simbolismo del instrumento musical y de la orquesta para orientar la reflexión sobre actitudes personales, sobre el crecimiento interior, sobre la relación con los demás.
Este es uno de los diálogos del Buda que recoge el Majjhima Nikaya ( la «colección de discursos medios» ), una de las cinco colecciones que forman el Sutta Pitaka, o Cesta de sermones (del Buda). Un conjunto de conversaciones con sus discípulos a través de las cuales el Buda expone su propuesta, su visión del camino de sabiduría. En esta ocasión el esfuerzo tenso y voluntarioso de Sona sirve para plantear el «camino del medio»: el esfuerzo justo, sin extremos, desde la comprensión, desde el autoconocimiento , el esfuerzo que permite guiar la vida con sabiduría y armonía.
El documento adjunto incluye el texto y algunas sugerencias de trabajo.
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Una buena edición de la obra
Ilustración: Berco
Esto escuché. Un día Siddharta vio sangre en el camino. Los que iban con él le explicaron que se trataba de Sona, uno de los discípulos. Sona estaba lleno de dudas porque veía que no conseguía liberar su mente de prejuicios y de falsas angustias, y no sabía si debía continuar con la comunidad o si era mejor volver a casa. Inmerso en sus cavilaciones se mortificaba caminando descalzo por terreno pedregoso. Siddharta le llamó.
– Sona, tengo entendido que antes de unirte a nosotros eras un gran virtuoso del laúd.
– Tocaba el laúd, sí.
– Pues, a ver Sona, si tensas mucho las cuerdas de tu laúd, ¿suena bien?
– No, qué va. Con las cuerdas demasiado tensas el sonido es muy agudo. – Y si aflojas demasiado las cuerdas, ¿produce buena música?
– No, tampoco, entonces los tonos son demasiados graves.
– Pues, contigo, pasa lo mismo que con tu laúd. Un exceso de celo, agota la mente y perturba todavía más el movimiento de los pensamientos, mientras que una falta de esfuerzo conduce a la pereza y la dejadez. Aplícate, pues, con un esfuerzo ecuánime, con un celo sereno y constante. De forma gradual, poco a poco, verás cómo obtienes un buen resultado.