El joven hindú Satyakama, el Buda, rabí Hilel, Yeshua (Jesús), el profeta Mahoma: cinco personajes, cinco mundos, cinco itinerarios de búsqueda, cinco historias que pueden ofrecernos claves para interpretar las línias de fondo de cinco religiones presentes en el mundo contemporáneo.
Incluyen textos y otras informaciones complementarias sobre el hinduismo, el budismo, el judaísmo, el cristianismo y el islam.
Edad: 13-16.
ESTAMOS TRABAJANDO EN LA RENOVACIÓN DE ESTE MATERIAL.
LA VERSIÓN ACTUALIZADA ESTÁ PREVISTA PARA EL CURSO 2021-2022
¿Qué buscaba el Buda? ¿Por qué abandonó su palacio? ¿Qué es lo que quería entender? ¿Y Jesús? ¿Qué es lo que le preocupaba? ¿Qué quería cambiar? ¿Y el profeta Mahoma? ¿Qué ocurría en Arabia en aquel entonces? Y ¿qué sabemos de los rixis hindúes o de los sabios rabinos de la tradición judía?
Presentamos aquí cinco biografías que invitan a ponernos en su piel, a ver el mundo con sus ojos, interrogarnos con sus interrogantes, escuchar con los oídos de sus contemporáneos.
Un ejercicio que nos ofrecerá elementos para la reflexión y el debate. Y que, al mismo tiempo, nos permitirá introducirnos a la diversidad religiosa.
Para descargar:
- Cinco vidas, cinco llaves: una introducción
- Satyakama Jabala quiere saber quién es
- Siddharta Gautama. Por propia experiencia
- Rabí Hilel y los orígenes del Talmud
- Yeshua y el Reino
- Muhammad. Una sola tribu
- Final de trayecto
La propuesta echó a andar con estas cinco biografías, pero ya son 6, si le sumamos: Guru Nanak y la comunidad sikh.
Cada relato va acompañado de un apéndice, «Para saber más sobre…» la tradición religiosa a la que pertenece. Son como unas pinceladas rápidas, un esbozo de lo que se fue gestando tras ellos. Un dibujo esquemático para dar pistas a quien quiera continuar investigando.
Objetivos
- Conocer algunas figuras que han tenido gran influencia en la historia de la humanidad: su tiempo, sus vidas, sus inquietudes y aportaciones.
- Dotar de recursos para explorar y analizar las tradiciones religiosas.
- Investigar el origen y evolución de algunos elementos esenciales que configuran las culturas religiosas presentes en nuestro entorno.
- Ofrecer elementos para interpretar la diversidad religiosa del siglo XXI. Así como los conflictos que puedan generarse.
- Aprender a contextualizar. A distinguir entre el vino y la copa, a interpretar las formas cambiantes y a tener en cuenta los condicionantes culturales.
- Propiciar la oportunidad de saborear una cuidada selección de textos de sabiduría, recogidos en una diversidad de fuentes culturales.
Sugerencias
Cada uno de los relatos y de las informaciones que los acompañan ofrecen posibilidades para el trabajo personal y en grupo, para la reflexión y el debate, materiales para contrastar, contextualizar y relacionar con otros ámbitos de conocimiento.
Las dinámicas de trabajo pueden ser muy variadas, pero destacaríamos que vale la pena seleccionar para poderle dar a cada cosa el tiempo que requiere. No hay que abordarlo todo, ni todo al mismo tiempo u ocasión. Los relatos piden una lectura tranquila, espacio para poder comentar, pensar, para tirar del hilo de alguno de los temas que se plantean. Qué nos sugieren, con qué podemos relacionarlos. Y lo mismo podría decirse de los numerosos textos que forman parte de cada conjunto. Los hay simbólicos y metafóricos, gestados en unos escenarios culturales que seguramente resultaran extraños o ajenos, textos que requieren de un cierto esfuerzo de interpretación. Mientras que otros son consejos de sabiduría que resonarán más cercanos, con sabor a universales. Tanto los unos como los otros invitan a ser explorados, piden su tiempo…
Seguramente no podremos detenernos tanto como querríamos en cada punto, en cada tema, en cada texto. Pero puede dar pie a elegir aquel texto que más nos gusta, o aquel ejemplo, o a investigar una idea. O distribuir los materiales por grupos de trabajo. Las informaciones sobre los entornos culturales y religiosos pueden quedar como material de referencia para futuras consultas.
Cada uno de los cinco relatos iniciales tiene consistencia propia y autonomía respecto a los desarrollos sociales que se irán dando en los siglos venideros. Pero ofrecen claves de interpretación que pueden resultar de utilidad e interés. Sin duda cada cual dará con la mejor manera para interrelacionar las dos partes y sacar fruto de todo ello.
Leemos en la introducción…
¿Te has preguntado nunca de dónde salen las religiones? ¿Cómo surgen? ¿Cómo es que personas que dicen pertenecer a una misma religión piensan y actúan de maneras diferentes o incluso opuestas? O ¿cómo puede ser que haya gente que dice que cree en Dios pero que no es religiosa, o gente religiosa sin Dios, y gente sin religión ni Dios?
La verdad es que el tema de las religiones es de los complicados. No sé tú, pero yo sí que me planteaba –y me planteo– preguntas como éstas. Quizás es porque conozco y respeto a personas que piensan de maneras muy distintas y que a menudo discuten entre ellas sin ponerse nunca de acuerdo. ¿Es posible que todo el mundo tenga razón? –ahí va otro interrogante.
Cuantas más preguntas me hacía, más ganas de investigar. Pero, ¿por dónde empezar? Lo primero era informarme, pero como los datos de todo tipo se multiplicaban, pensé que lo mejor que podía hacer era centrarme en algunos personajes «clave», en personas que tuvieran que ver con los orígenes o con la forma de ser de algunas religiones. Es decir, de momento dejé las religiones para más adelante y me centré en algunas personas.
¿Qué sucedía en su época? ¿Cómo vivían? ¿Qué era lo que les interesaba o preocupaba? Estas preguntas me ayudaban a meterme un poco en su piel. Eso sí, hay que echarle ganas e imaginación porque no es fácil reconstruir la vida, las emociones, las preguntas y las propuestas de personas que vivieron hace 2500 años, o 1500, o 500… Intentar reconstruir mundos que nos quedan ¡muy lejos! Y a pesar de la imaginación y de las ganas de entender, pronto te das cuenta que vas tropezándote con afirmaciones enigmáticas que no sabes cómo encajar. Las hay que parecen algo más sencillas de situar. Pero otras no, la verdad sea dicha.
Antes de continuar querría comentar algo. A la hora de elegir esos personajes «clave», solo me aparecían hombres, ninguna mujer. Tampoco es casualidad, ya que me estaba fijando en unas épocas en las que las mujeres contaban muy poco en el ámbito público, y sus ideas y aportaciones no se tenían en cuenta. Un dato del que ya podríamos sacar algunas consecuencias. Pero como el rastro femenino se va haciendo cada día más visible y como nuestro camino no tiene porqué detenerse, podremos ir incorporando más y más diversidad de voces; y también de opciones religiosas. Los ejemplos que ofrecemos podrían ser el punto de partida de un itinerario de investigación que no deje de avanzar.
Volviendo a lo de las expresiones enigmáticas, es como si a veces faltaran las palabras para describir lo que se intenta comunicar, y fuera necesario echar mano de imágenes y de comparaciones de todo tipo. Quizás es porque hay cosas de las que no resulta fácil hablar. Pero si es así, ¿cómo saber si estamos interpretando bien? Y si resulta que hay cuestiones de las que no es fácil hablar… ¿podría ser ésta una de las razones por las que algunas palabras y ejemplos hayan dado pie a opiniones e interpretaciones tan distintas?
Un día que andaba dándole vueltas a todo esto e intentaba comparar pistas sin sacar mucho en claro, leí un texto de Anthony de Mello que hablaba de un explorador, de un explorador que regresó junto a los suyos tras una larga expedición por el Amazonas. Cuenta De Mello que la gente le escuchaba con gran interés, pero… “¿cómo podía expresar con palabras las sensaciones que le habían inundado cuando contemplaba una vegetación nunca vista o escuchaba los penetrantes sonidos nocturnos de la selva? ¿Cómo comunicar lo que se siente cuando la canoa se aventura por las inciertas aguas del río? Entonces el explorador les dijo: «id y descubridlo por vosotros mismos, nada puede sustituir al riesgo y a la experiencia personales». Pero para orientarles, trazó un mapa del río con algunas indicaciones que pudieran facilitar la ruta. Y ¿qué hicieron? Cogieron el mapa y lo colgaron en el Ayuntamiento. También distribuyeron copias. Y quienes tenían una copia ya se consideraban expertos del río.”[1]
Al leer este relato sentí que aquellas palabras que tan enigmáticas me parecían, podían tener mucho que ver con lo del explorador y su mapa. «Id y descubridlo por vosotros mismos…» Me sonó a invitación, tenía que intentar interpretar aquellas palabras, procurar ver hacia dónde llevaban. Y me puse manos a la obra.
¿Cómo acabaría aquella historia? Podemos imaginar que pasaron los años y que la gente seguía pasando con todo respeto por delante del mapa del ayuntamiento. Quizás incluso se organizaban actos en honor al mapa y a quien lo trazó. Las copias y los expertos seguían multiplicándose. Y la cosa no quedó ahí, porque un día les llegaron noticias de otro mapa muy reverenciado en otro ayuntamiento, en tierras lejanas. ¡Qué atrevimiento! ¡Qué ofensa! ¡Mapa verdadero solo podía haber uno! Y ahí empezaron los leñazos. «Que si el tuyo, que si el mío…» Y para acabarlo de arreglar, siguieron apareciendo más mapas, ¡y más leñazos! Y como no podía ser de otra manera, aumentaba también la gente que se preguntaba qué sentido podía tener armar tanto lío por unos papelotes dibujados que no servían absolutamente para nada.
Ya sé que todo esto son imaginaciones, pero la verdad es que el relato del mapa me hizo reflexionar y me orientó. Desde entonces siempre me ha interesado intentar comprender qué relación puede haber entre la experiencia de los exploradores y exploradoras de la vida y todo aquello que ha llegado a surgir después: costumbres, prácticas, opiniones, creencias, realidades de todo tipo.
Así pues, te animo, os animo, a llevar a cabo vuestro propio itinerario, partiendo de vuestros interrogantes. Quizás estas páginas os puedan servir de punto de partida. Hagáis lo que hagáis, creo que lo que importa es no conformarse con repetir ideas y opiniones ajenas. Aprovechar la experiencia de los demás, eso sí, pero para no dejar de explorar la vida a fondo, día a día, pues –como decía aquel otro explorador – «nada puede sustituir al riesgo y a la experiencia personales».
[1] A. de Mello. El canto del pájaro. Sal Terrae, 2010. p.47-48.
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En estas líneas ya puede verse un poco el espíritu que impregna los cinco relatos, narraciones que incluyen recuadros con textos y otras informaciones complementarias.